M.T. Rabino Manuel Hernández G.
    A   partir de este número estaremos abordando de manera ocasional temas   de interés colectivo desde un punto de vista bÃblico-teológico, en   espera de que puedan ser de utilidad para la vida espiritual de los   lectores de esta revista. Como primer tema he considerado necesario   tocar una enfermedad que azota a millones de personas y que ha sido   llamada el mal del siglo XXI: ¡La depresión!. 
       Durante siglos se llegó a considerar la depresión de origen meramente   espiritual, por lo que en la mayorÃa de los casos a las personas se   les tenÃa por atormentadas por espÃritus o de plano poseÃdas. Cierto,   en algunos casos asà era (por andar en prácticas de ocultismo). El   problema es que la gran mayorÃa nada tenÃa que ver con lo anterior   y las causas podÃan ser de origen múltiple: desde una enfermedad   originada   por deficiencias quÃmicas o tiroideas, hasta el resultado y proceso   de una gran pérdida (como la muerte de un ser querido), o algún fracaso   muy relevante en la escala de valores de la persona afectada. 
    En   los casos más simples la tristeza es casi siempre el sÃntoma externo   más conocido, pero en la medida que la enfermedad avanza la   sintomatologÃa   también, y no siendo este espacio un foro médico sino teológico,   dejaremos que el lector necesitado recurra al médico especialista por   la información adecuada, aportando en todo caso los ejemplos bÃblicos   que nos ayuden a entender mejor este problema y no permitir que se   condene   a personas por su enfermedad, ya que lo que necesitan -y con urgencia-,   es ayuda y comprensión (no son pocos los creyentes que siguen asociando   la depresión con la opresión e incluso con la posesión, provocando   con su ignorancia laceraciones que exteriormente no se notan, pero que   dañan quizá más que las que se ven). 
       En las páginas de la Biblia encontramos a múltiples personajes sufriendo     de depresión. De entrada vemos a la matriarca Rebeca que dice:  âFastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de   Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het,,,   ¿para qué quiero la vida?â (Gen 27:46). Siglos después   vemos a un Moisés que exhausto por las rebeliones del pueblo durante   la travesÃa en el desierto, pide al Señor: âNo puedo yo solo   soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasÃa. Y si asà   lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia     en tus ojosâ (Num 11:14-15). 
    Cuando   el rey David se descuidó en su vida espiritual y dejó de   lado sus deberes regios, cayó en la tentación y ésta le condujo   al adulterio con funestas consecuencias, por lo que en su   arrepentimiento   y búsqueda del perdón divino dice: â.Sálvame, oh Dios, porque   las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo,   donde no puedo poner pie... Cansado estoy de llamar; mi garganta se   ha enronquecido. Han desfallecido mis ojos esperando a mi Diosâ (Salmo 69:1-3). Otro varón ilustre que padeció continuamente la   depresión   fue JeremÃas. Su trabajo ministerial resultó agotador. ¡Y cómo no   serÃa asÃ, si el pueblo se mantuvo en rebelión continua contra D-os,   queriéndole hacer sentir al profeta que estaba espiritualmente   equivocado,   que estaba loco y que era un traidor! Nada más falso. El problema es   que luchar en contra de todo y de todos no debió ser fácil en absoluto,   por eso es que se lamentaba con profundo dolor: â¡...Ay de   mÃ, madre mÃa, que me engendraste hombre de contienda y hombre de   discordia para toda la tierra!â  (Jer 15:10). 
    Siendo   esta una sección breve no mencionaremos a otros personajes de la Biblia,     excepto a Yeshua, quien estando a unas horas de ser sacrificado por   nuestros pecados y maldades, oró en el huerto de Getsemanà y dijo   lo siguiente: â...Mi alma está   muy triste, hasta la muerte; quedaos aquà   y velad conmigoâ (Mat 26:38). 
       Estimado lector, si estás o has estado enfermo de depresión o si cerca   de ti hay este problema, no abras tus oÃdos a los prejuicios o   supersticiones   de otros. Sabe bien que el amor de D-os puede sanar de ésta o cualquier   otra enfermedad. Tener depresión no significa estar loco y aunque se   estuviera (en algún caso extremo), el paciente no debe ser estigmatizado     por ello, sino entendido y ayudado a su recuperación. El dolor interno   y soledad que produce la depresión es suficiente como para que la   persona   todavÃa tenga que soportar los palos de la lengua de los egoÃstas   y de los ignorantes, lo cual tampoco significa que el enfermo tome la   sufrida actitud de Job. No le ayudarÃa en nada. 
    El   paciente debe aceptar que es una enfermedad y como tal tiene que ser   atendida debidamente por un profesional. No es con un té o una infusión:     es con la ayuda médica adecuada, teniendo en cuenta en todos los casos   que D-os puede obrar milagrosamente en un instante, como puede usar   también la vida de los médicos para conceder salud. De igual manera   el paciente debe acatar las indicaciones del doctor y poner de su parte   lo conducente, teniendo en la caminata una de las mejores ayudas, pero   sobre todo, acogiéndose entre los brazos paternales de D-os, quien   a través del profeta nos dice: âCon amor eterno te he amado;   por tanto, te prolongué mi misericordiaâ (Jer 31:3). ¿Estás   en el túnel de la depresión? ¡No temas, la luz está cerca! ¿Alguien   cerca de ti esta en esta situación? Compártele estas lÃneas y sé   instrumento del Señor prodigando amor fraternal, sea entendiendo el   dolor ajeno, sea escuchando, sea acompañando a un sencillo paseo. ¡D-os   os bendiga!. 
e-mail: mahergo50@hotmail.com Â
					La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
 
 
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
Sub-directora: Myriam Levy-Chernoff