Hemos iniciado un nuevo año, humanamente deseamos que todo mejore, sabemos sin embargo, que las cosas no son ni suceden así, menos si consideramos lo que la Biblia nos enseña y advierte en la profecías, como también en lo que observamos a nuestro alrededor, un panorama para nada halagüeño: La invasión rusa a Ucrania, los ataques terroristas de Hamás a Israel, así como las migraciones masivas hacia Europa y Estados Unidos son síntomas visibles de un mundo colapsado al punto de la hecatombe. Nuestro propio país gobernado por un hombre impío y mentiroso hasta lo irracional, con 230,000 asesinados en apenas cinco años es muestra de lo anterior.

Pero… ¿no es acaso éste un mundo de ateos pragmáticos, materialistas, hedonistas y violentos? No descubrimos nada cuando afirmamos que hasta finales del siglo pasado había entre las naciones grupos fervientes en la fe, judíos y cristianos hambrientos de la Palabra de D-os. En la actualidad esto ha decaído. Fuera del remanente que permanece fiel al Señor y a sus promesas, la impiedad domina el panorama mundial. Considerar que las condiciones entre los hombres pueden cambiar positivamente solo por el deseo de algunos resulta ingenuo. Hay quienes incluso confunden su preferencia política —como es el caso de muchos republicanos en Estados Unidos— con el pueblo de D-os. En su ligereza espiritual se olvidan de las Escrituras para acomodarse con su grupo olvidando la advertencia divina “El que me ama, mi palabra obedecerá; y mi Padre le amará y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).

El Señor no bendice partidos políticos; él bendice y guía personas que le creen, le aman y le obedecen, punto. Ciertamente él puede bendecir no sólo a grupos, también puede bendecir pueblos y países enteros. La cuestión es que es y será siempre su Palabra la que nos indique el camino; no los líderes políticos o grupales. Vaya, ni siquiera los religiosos (judíos o cristianos) cuando estos se apartan o desvían del mensaje revelado.

A través del profeta Isaías el Señor nos dice qué hacer para no errar ni extraviarnos: “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga. Este es el camino, andad por él…” (30:21) para luego concedernos seguridad: “y será llamado camino de Santidad… el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará…” (35:8); advertencia afirmada y aclarada por nuestro amado Mesías Yeshua: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida y nadie viene al Padre si no por mí” (Juan 14:6).

Vivimos los tiempos más peligrosos de todas las épocas. Las amenazas de destrucción al planeta están a la orden del día. Para bendición nuestra y de aquellos que en el inter respondan al amor y mensaje del Señor, su Palabra nos anuncia de manera clara y precisa las cosas por suceder, y aunque hay pesimismo considerando el estado de todo cuanto nos rodea en el mundo, D-os tiene un plan absolutamente distinto y liberador. Tiempo en el que YESHUA, el Mesías de Israel retornará a la Tierra con poder y gran gloria, no solamente para destruir a los gobiernos malvados y a la humanidad impía y descreída, sino para reinar en Jerusalén como está escrito. Claro, los que niegan con sus hechos y palabras la existencia de D-os serán sorprendidos y destruidos a causa de su propia impiedad. Sin embargo, para judíos y cristianos que nos hemos mantenido en la fe, su amor y gracia nos abrirán las puertas a su reino eterno, cumpliendo así las milenarias promesas del D-os de Abraham, Isaac y Jacob a su pueblo, y no solo para nosotros, sino para judíos y cristianos de todos los tiempos. Feliz Año 2024. Shalom.