Rebbetzin Celia C. de Hernández
         Y busqué entre ellos hombre que hiciese  vallado y que se pusiese en la brecha delante de mÃ, a favor de la tierra, para  que yo no la destruyese y no lo hallé (Eze 22:30). Estas palabras estrujantes y dolorosas dichas por D-os al profeta  Ezequiel, hace evidente que siempre ha existido una gran necesidad de hombres  que por medio de la Palabra de D-os, de la obra de su Ruach ha Kodesh (E.S.) y movidos  por su amor, traigan de regreso al D-os del amor a las ovejas perdidas de la  casa de Israel.
   ¿Dónde están esos hombres?, los hombres  fuertes, los hombres bien dotados, los bien nacidos y renacidos por el  lavamiento de la Palabra de D-os, los hombres bien preparados, no improvisados,  los hombres con bienes y fortuna que reconozcan que lo que tienen les viene de  D-os? Lamentablemente entre los tales no son pocos los que están buscando  dentro del ministerio su propia gloria y su propia satisfacción. No la gloria  de D-os y la bendición para sus hermanos.

    Sus oraciones pueden ser prolongadas, los estadios pueden ser llenados, incluso las alabanzas pueden tocar los sentimientos y mover temporalmente las conciencias de algunos o de multitudes, pero no mover su corazón al arrepentimiento. Y si no se obedece al MesÃas, ese hombre o esa mujer no es el que busca D-os para su servicio, pues van en la dirección equivocada. A pesar del testimonio que den con sus labios, si no se obedece la Palabra tal cual está escrita, sin torcerla, serán ciegos guiando a ciegos.
TIEMPOS DE EMERGENCIA
           Este es un tiempo de emergencia, no son  tiempos normales. Año tras año en la Convención que D-os nos permite hacer  (acabamos de celebrar la número veinticuatro), he observado que siempre  empezamos por la mañana con oración y el primer dÃa hay bastantes personas  participando de la oración comunitaria, pero el último se cuentan con los dedos  de mis manos.
  Esto lo digo y lo digo llorando, pidiendo  perdón a D-os, primero por mi misma, y luego por las ovejas del rebaño del  Señor. Y es que las únicas batallas que se ganan sin balas, sólo con oración y  obediencia en cualquier tiempo, pero sobre todo en estos tiempos difÃciles, son  las espirituales. Asà que para compartir el mensaje del MesÃas a otros judÃos solo  lo podremos lograr si avanzamos en esta guerra de rodillas y con un corazón  rendido al Señor. Levantad las manos caÃdas y las rodillas paralizadas(Heb  12:12). O como dice el conocido Ëteléfono⢠divino Clama a mi, y yo te  responderé (Jer 33:3)
CAMINANDO A LA LUZ DE LA PALABRA
         A la luz de la Palabra de D-os debemos  caminar siempre y saber pedir al Señor conforme a su voluntad, no conforme a la  nuestra y no movidos por nuestros propios planes ni con argumentos meramente  carnales, como sucede con demasiada frecuencia.
   ¿Qué será lo que debemos entender por el  Ëvallado⢠que nos dice el profeta?  ¿Una movilización masiva de personas por las  calles repartiendo folletos para alcanzar a los perdidos?  ¿Los ritos cargados  de tradición, un cuidado programa y la organización de un gran evento podrán  suplir el poder de las Buenas Nuevas del MesÃas?
     ¿Cuál será el vallado del que nos habla la Palabra? Primero, mis amadas hermanas, que nuestras vidas estén rendidas en amor al Señor, que nuestros corazones estén puros para poder entrar en la presencia Ãntima con D-os rogando por los perdidos, que son todos los que no le conocen, que no han oÃdo su mensaje y viven conforme a su naturaleza y condición espiritual caÃda, pero sobre todo rogar por nuestros hermanos judÃos.

SI MI PUEBLO DE HUMILLARE
         O será como dice el 2 Libro de Crónicas: Si  se humillare mi pueblo ?¦ y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de  sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados,  y sanaré su tierra (7:14), y me queda claro que se refiere a la tierra  del corazón humano, como también al fruto del trabajo y por supuesto al paÃs en  general.
   ¡Cuántos milagros obró D-os a favor de la  generación que entró a tomar posesión de la Tierra Prometida! Las aguas  torrenciales del Jordán se amontonaron para que cruzaran en tierra seca, los  muros de Jericó se derrumbaron ante el grito de una fe verdadera, granizo hizo  huir a sus enemigos y el sol se detuvo para que obtuvieran la victoria  ¿No fue  acaso todo esto el producto de hombres y mujeres de fe, que oraron y se  humillaron delante de su D-os buscando su gloria y dirección para hacer lo que  les habÃa encomendado?

         Josué vio y fue testigo de todas estas  maravillas  ¿acaso eran hombres solamente movidos por sus sentimientos y meros  deseos, o movidos por un amor superior, el de D-os para su pueblo? Yo en lo  personal los veo como hombres llenos de obediencia a su voluntad perfecta.
 ¿No habrá aquà una lección para nuestro  llamado?  ¡Estamos dentro del vallado que otros hicieron hace muchos años,  hombres fieles y visionarios, obedientes, movidos solo por el interés del  establecimiento del reino de D-os en los corazones de su pueblo! Trabajamos y  debemos continuar haciéndolo para alcanzar a las ovejas perdidas de la casa de  Israel, para aquellas que el enemigo de sus almas ha impedido que escuchen el  mensaje del MesÃas, subyugándoles con algún tipo de esclavitud pocas veces  discernida (por tratarse de cosas provenientes del mundo espiritual).

      Pongámonos en la brecha como un solo hombre trabajando unidos como en tiempos antiguos, con un corazón puro y movidos solo por el amor a D-os y el amor a nuestros hermanos, avanzando de  rodillas en el campo enemigo, hasta que un dÃa (quiera D-os esté cercano) logremos la liberación total de los nuestros, pues la batalla final ya la ganó el MesÃas en la cruz del Calvario, lavando con su sangre inocente (como cordero de Pesaj) todas nuestras faltas delante de D-os, con el cual ya nos ha reconciliado ¡SHALOM!.
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  La rebbetzin Celia C. de Hernández es consejera  espiritual de la AJMM
  e-mail: celiah51@hotmail.com
					La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
 
 
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
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